lunes, 26 de agosto de 2019

                                          EL CÁNCER 

El cáncer se refiere a cualquiera de una gran cantidad de enfermedades caracterizadas por el desarrollo de células anormales que se dividen de manera incontrolable y tienen la capacidad de infiltrarse y destruir el tejido corporal normal. El cáncer a menudo tiene la capacidad de extenderse a todo el cuerpo.
El cáncer es la segunda causa de muerte en el mundo. Sin embargo, las tasas de supervivencia están mejorando para muchos tipos de cáncer, gracias a las mejoras en la detección y el tratamiento del cáncer.

Síntomas

Los signos y síntomas causados por el cáncer varían según la parte del cuerpo afectada.
Algunos signos y síntomas generales asociados con el cáncer, pero no específicos de esta enfermedad, son:
  • Fatiga
  • Bulto o zona de engrosamiento que puede palparse debajo de la piel
  • Cambios de peso, como aumentos o pérdidas de peso no intencionales
  • Cambios en la piel, como pigmentación amarillenta, oscurecimiento o enrojecimiento de la piel, llagas que no se curan o cambios en lunares existentes
  • Cambios en los hábitos de evacuación de la vejiga o los intestinos
  • Tos persistente o dificultad para respirar
  • Dificultad para tragar
  • Ronquera
  • Indigestión persistente o malestar después de comer
  • Dolor muscular o articular persistente, sin causa aparente
  • Fiebre o sudoraciones nocturnas persistentes, sin causa aparente
  • Sangrado o hematomas sin causa aparente

Cuándo consultar al médico

Solicita una consulta con el médico si tienes síntomas o signos persistentes que te preocupen.
Si no tienes signos o síntomas pero te preocupa el riesgo de cáncer, habla con el médico. Pregunta qué procedimientos y exámenes para la detección de cáncer son adecuados para ti.

Causas

El cáncer es ocasionado por cambios (mutaciones) en el ADN dentro de las células. El ADN dentro de una célula viene en un gran número de genes individuales, cada uno contiene un grupo de instrucciones que indica a la célula qué funciones realizar, y cómo crecer y dividirse. Los errores en las instrucciones pueden hacer que la célula detenga su función normal y se convierta en una célula cancerosa.

¿Qué hacen las mutaciones genéticas?

Una mutación genética puede indicarle a una célula sana que:
  • Permita un crecimiento acelerado. Una mutación genética puede indicarle a una célula que crezca y se divida con mayor rapidez. Esta crea muchas células nuevas que tienen la misma mutación.
  • No detenga el crecimiento descontrolado de células. Las células normales saben cuándo detener el crecimiento para que tengas la cantidad adecuada de cada tipo de célula. Las células cancerosas pierden los controles (genes supresores de tumores) que les indican cuándo detener el crecimiento. Una mutación en un gen supresor de tumor permite que las células cancerosas continúen creciendo y acumulándose.
  • Comete errores al reparar errores en el ADN. Los genes de reparación del ADN buscan errores en el ADN de las células y hacen correcciones. Una mutación en un gen de reparación del ADN puede significar que no se corrigen otros errores, lo que provoca que las células se conviertan en cancerosas.
Estas mutaciones son las más frecuentes que se encuentran en el cáncer. Pero muchas otras mutaciones genéticas pueden contribuir a causar cáncer.

¿Qué causa las mutaciones genéticas?

Las mutaciones genéticas pueden ocurrir por diversas razones, por ejemplo:
  • Mutaciones genéticas de nacimiento. Es posible que nazcas con una mutación genética que heredas de tus padres. Este tipo de mutación representa un pequeño porcentaje de casos de cáncer.
  • Mutaciones de genes que ocurren después del nacimiento. La mayoría de las mutaciones genéticas ocurren después del nacimiento y no son hereditarias. Diversos factores pueden ocasionar las mutaciones genéticas, entre ellos, tabaquismo, radiación, virus, químicos que producen cáncer (agentes cancerígenos), obesidad, hormonas, inflamación crónica y falta de ejercicio.
Las mutaciones genéticas ocurren con frecuencia durante el crecimiento normal de células. Sin embargo, las células contienen un mecanismo que reconoce cuando ocurre un error y lo repara. Ocasionalmente, se pasa por alto un error. Esto podría ocasionar que una célula se convierta en cancerosa.

¿Cómo interactúan entre sí las mutaciones genéticas?

Las mutaciones genéticas de nacimiento y las que adquieres a lo largo de la vida trabajan juntas para provocar cáncer.
Por ejemplo, si heredas una mutación genética que te predispone al cáncer, eso no implica con certeza que padezcas cáncer. En cambio, es posible que necesites una o más mutaciones genéticas para desarrollar cáncer. Es posible que la mutación genética hereditaria te haga más propenso que otras personas a padecer cáncer cuando te expongas a determinadas sustancias que provocan cáncer.
No queda claro cuántas mutaciones deben acumularse para que se forme cáncer. Es probable que esto varíe entre los tipos de cáncer.

Factores de riesgo

Aunque los médicos tienen una idea de lo que puede aumentar tu riesgo de cáncer, la mayoría de los casos de cáncer ocurren en personas que no tienen factores de riesgo conocidos. Los factores conocidos que aumentan el riesgo de cáncer comprenden los siguientes:

La edad

El cáncer puede tardar décadas en manifestarse. Es por eso que la mayoría de las personas con diagnóstico de cáncer tienen 65 años o más. Aunque es frecuente en los adultos mayores, el cáncer no es una enfermedad exclusivamente de adultos, y puede diagnosticarse a cualquier edad.

Los hábitos

Se sabe que algunos estilos de vida aumentan el riesgo de cáncer. Fumar, beber más de una copa de bebida alcohólica por día (para mujeres de todas las edades y para los hombres mayores de 65) o dos copas por día (para los hombres menores de 65 años), la exposición excesiva al sol o las quemaduras de sol frecuentes con ampollas, estar obeso y tener sexo sin protección pueden contribuir a causar cáncer.
Puedes cambiar estos hábitos para disminuir el riesgo de padecer cáncer, aunque algunos hábitos son más fáciles de cambiar que otros.

Los antecedentes familiares

Solo una pequeña parte de los casos de cáncer se deben a un trastorno hereditario. Si el cáncer es frecuente en tu familia, es posible que haya mutaciones que pasen de una generación a la siguiente. Puedes ser un candidato para análisis genéticos a fin de determinar si tienes mutaciones hereditarias que pueden aumentar el riesgo de padecer determinados tipos de cáncer. Ten presente que una mutación genética hereditaria no necesariamente significa que tendrás cáncer.

Los trastornos de salud

Algunos trastornos crónicos, como la colitis ulcerosa, pueden aumentar notablemente el riesgo de padecer algunos tipos de cáncer. Habla con el médico sobre tus riesgos.

El entorno

Tu entorno puede contener sustancias químicas perjudiciales que pueden aumentar el riesgo de cáncer. Aunque no fumes, puedes inhalar humo ambiental si estás en un lugar donde la gente fuma o si vives con un fumador. Las sustancias químicas del hogar o el lugar de trabajo, como asbesto y bencina, también se asocian con mayor riesgo de cáncer.

Complicaciones

El cáncer y su tratamiento pueden causar varias complicaciones, entre ellas:
  • Dolor. El dolor puede ser causado por el cáncer o por el tratamiento oncológico, aunque no todos los tipos de cáncer son dolorosos. Los medicamentos y otros enfoques pueden tratar con efectividad el dolor relacionado con el cáncer.
  • Fatiga. En las personas con cáncer, la fatiga tiene muchas causas, pero a menudo puede controlarse. La fatiga relacionada con los tratamientos de quimioterapia o radioterapia es frecuente, pero por lo general es temporaria.
  • Dificultad para respirar. El cáncer o el tratamiento oncológico pueden causar una sensación de falta de aire. Es posible aliviar esta sensación con tratamientos.
  • Náuseas. Ciertos tipos de cáncer y tratamientos oncológicos pueden causar náuseas. A veces, el médico puede predecir si es probable que el tratamiento cause náuseas. Los medicamentos y otros tratamientos pueden ayudar a prevenir o disminuir las náuseas.
  • Diarrea o estreñimiento. El cáncer y el tratamiento oncológico pueden afectar los intestinos y causar diarrea o estreñimiento.
  • Adelgazamiento. El cáncer y el tratamiento oncológico pueden provocar adelgazamiento. El cáncer les quita alimento a las células normales y las priva de nutrientes. Por lo general, esto no se ve afectado por la cantidad de calorías o el tipo de comida que se ingiere y es difícil de tratar. En la mayoría de los casos, la nutrición artificial mediante tubos en el estómago o una vena no ayuda a mejorar el adelgazamiento.
  • Cambios químicos en el cuerpo. El cáncer puede desestabilizar el equilibrio químico normal del cuerpo y aumentar el riesgo de complicaciones graves. Los signos y síntomas de los desequilibrios químicos pueden comprender sed excesiva, orinar con frecuencia, estreñimiento y desorientación.
  • Problemas cerebrales y del sistema nervioso. El cáncer puede hacer presión sobre nervios cercanos y causar dolor y pérdida de las funciones de una parte del cuerpo. El cáncer que afecta el cerebro puede causar dolores de cabeza y signos y síntomas similares a los de un accidente cerebrovascular, como debilidad de un lado del cuerpo.
  • Reacciones inusuales del sistema inmunitario al cáncer. En algunos casos, el sistema inmunitario del cuerpo puede reaccionar a la presencia de cáncer atacando células sanas. Estas reacciones muy poco frecuentes, llamadas «síndrome paraneoplásico», pueden dar lugar a una variedad de signos y síntomas, como dificultad para caminar y convulsiones.
  • Cáncer que se propaga. A medida que el cáncer progresa, se puede propagar (hacer metástasis) a otras partes del cuerpo. La propagación del cáncer depende del tipo de cáncer.
  • Cáncer que regresa. Quienes sobreviven al cáncer tienen un riesgo de recurrencia. Algunos tipos de cáncer son más propensos a recurrir que otros. Habla con el médico sobre lo que puedes hacer para reducir el riesgo de recurrencia del cáncer. Es posible que tu médico diseñe un plan de atención de seguimiento para ti después de tu tratamiento. Este plan puede consistir en exploraciones y exámenes periódicos durante los meses y años posteriores a tu tratamiento a fin de detectar la recurrencia del cáncer.

Prevención

No existe una manera cierta para prevenir el cáncer. Sin embargo, los médicos identificaron diversos modos para reducir el riesgo de cáncer, como los siguientes:
  • Deja de fumar. Si fumas, deja de hacerlo. Si no fumas, no empieces a hacerlo ahora. Fumar está relacionado con distintos tipos de cáncer, no únicamente con el cáncer de pulmón. Suspenderlo ahora reducirá el riesgo de padecer cáncer en el futuro.
  • Evita la exposición excesiva al sol. Los rayos ultravioleta (UV) perjudiciales del sol pueden aumentar el riesgo de padecer cáncer de piel. Limita tu exposición al sol quedándote en la sombra, usando ropa de protección y colocándote protector solar.
  • Sigue una dieta saludable. Elige una dieta rica en frutas y vegetales. Selecciona cereales integrales y proteínas magras.
  • Haz ejercicio la mayoría de los días de la semana. El ejercicio regular está relacionado con un bajo riesgo de cáncer. Intenta hacer por lo menos 30 minutos de ejercicio la mayoría de los días de la semana. Si no has estado realizando ejercicios con frecuencia, comienza despacio y trabaja de a poco hasta llegar a los 30 minutos o más.
  • Mantén un peso saludable. Tener sobrepeso u obesidad incrementa el riesgo de padecer cáncer. Trabaja para lograr un peso saludable y para mantenerlo a través de una combinación de dieta saludable y de ejercicio regular.
  • En caso de que elijas beber alcohol, hazlo con moderación. Si decides beber alcohol, limítate a un vaso por día si eres una mujer de cualquier edad o un hombre mayor de 65 años o a dos vasos por día si eres un hombre menor de 65 años.
  • Programa análisis para la detección de cáncer. Habla con el médico acerca de qué tipos de análisis para la detección de cáncer son los más adecuados para ti en función de tus factores de riesgo.
  • Consulta con el médico sobre las vacunas. Algunos virus aumentan el riesgo de padecer cáncer. Las vacunas pueden ayudar a prevenir esos virus, incluso la hepatitis B, que aumenta el riesgo de cáncer de hígado, y el virus del papiloma humano (VPH), que aumenta el riesgo de cáncer de útero y de otros tipos de cáncer. Consulta con el médico si las vacunas contra estos virus son adecuadas para ti.

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