lunes, 29 de julio de 2019


PSICOLOGÍA

MASAJES PARA CONTROLAR DIFERENTES EMOCIONES 


Para aprender a controlar nuestras emociones debemos saber que con la ayuda de nuestros dedos podemos ayudarnos a:

  1. PARA CONTROLAR LA PREOCUPACIÓN: Masajear el dedo pulgar 
  2. PARA CONTROLAR EL MIEDO: Masajear el dedo indice
  3. PARA CONTROLAR EL ENOJO O LA IRA: Masajear el dedo Cardial
  4. PARA CONTROLAR LA TRISTEZA: Masajear el dedo Anular
  5. PARA CONTROLAR LA FRUSTRACIÓN: Masajear el dedo meñique 

PERO ¿QUE SON LAS EMOCIONES?

Las emociones son reacciones que todos experimentamos: alegría, tristeza, miedo, ira… Son conocidas por todos nosotros pero no por ello dejan de tener complejidad. Aunque todos hemos sentido la ansiedad o el nerviosismo, no todos somos conscientes de que un mal manejo de estas emociones puede acarrear un bloqueo o incluso la enfermedad.

Estas son algunas de las situaciones y reacciones fácilmente identificables que se producen habitualmente en los seres humanos:
  • Temor a perder la vida o amenaza de un resultado negativo. Reaccionamos luchando, huyendo, manteniendo la situación de alerta o paralizándonos.
  • Confrontación de intereses son nuestros semejantes. Reaccionamos con ira o enojo.
  • Pérdida de un ser querido. Reaccionamos con tristeza y empatizamos con las personas que nos apoyan.
  • Celebración de un éxito o enamoramiento. Reaccionamos con exaltación.
  • Esfuerzo ante un desafío. Reaccionamos con satisfacción y alegría.
  • Ante personas que necesitan nuestra ayuda. Reaccionamos de manera rápida y altruista aún a riesgo de nuestra seguridad.
En todos los casos estas reacciones nos ayudan a afrontar mejor esas situaciones.
Para explicar más profundamente los cambios que experimentamos, vamos a centrarnos en el miedo que por ejemplo sentimos ante una situación de peligro en la que puede estar en juego nuestra propia vida.
nivel cognitivo, es decir, en lo que concierte a nuestra capacidad de comprensión, juicio, memorización y razonamiento, el miedo puede hacernos perder la capacidad de controlar nuestra conducta haciendo que reaccionemos de manera similar a otras especies menos evolucionadas como los reptiles. Es decir, reaccionaremos tratando de decidir si tenemos más posibilidades de sobrevivir luchando, huyendo o quedándonos paralizados. Esta manera de reaccionar, este “programa”, reside en la amígdala, en la parte más profunda de nuestro cerebro. En este órgano “emocional” no tenemos conciencia ni capacidad de decisión y además en él quedan registrados los sucesos que hemos vivido y las sensaciones que hemos percibido lo que hace que no nos olvidemos de lo que nos ha pasado y tratemos de evitarlo en un futuro.
En lo que se refiere al nivel fisiológico y dependiendo de la conducta que vayamos a desarrollar ante la situación, se activarán una serie de respuestas procedentes de diferentes sistemas: tensión muscular, presión arterial, ritmo respiratorio, temperatura periférica, sequedad en la boca etc. que nos prepararán de diferente manera según la respuesta.

nivel subjetivo, es decir, dependiendo totalmente del individuo, experimentaremos una serie de sensaciones físicas, intensas, desagradables y descontroladas que junto con los cambios cognitivos y algunos pensamientos sobre el peligro y sus consecuencias harán que tengamos una experiencia de terror única e imborrable.
Ya hemos analizado cada una de las tres respuestas que se producen. La suma de todas ellas es lo que provocará nuestro comportamiento, ya sea lucha, huida o paralización, en las mejores condiciones para salvar la vida e intentar no volver a vernos en una situación similar de peligro.
Por otra parte, hay reacciones emocionales que se producen ante situaciones que no hemos vivido todavía, es decir, cuando las anticipamos o las imaginamos. Un claro ejemplo es lo que sentimos cuando vemos alguna escena en alguna película, leemos algún texto o recordamos o pensamos en algún suceso.
El tono hedónico, es decir, el placer que experimentamos o la sensación agradable o desagradable son “la sal de la vida”. Es algo esencial para la memoria, para la toma de decisiones, para nuestros juicios y razonamientos, para nuestra conducta, nuestras relaciones sociales y nuestro bienestar ya que:
  • Las experiencias emocionales son las más valoradas. Como curiosidad, existen más de 15.000 palabras en inglés para definir estados emocionales.
  • Los recuerdos que conservamos son mayoritariamente emocionales.
  • Necesitamos tensión emocional para decidir.
  • Decidimos muchas veces de manera emocional.
  • Las emociones nos preparan, nos motivan y nos guían.
Hay otra serie de términos y conceptos muy relacionados con este tema como por ejemplo, los sentimientos. Éstos son más duraderos que las emociones, que son temporales y están más vinculados a la reflexión. No suelen estar relacionados con sensaciones físicas intensas, son más suaves y no ponen en marcha comportamientos de manera inmediata. Para comprenderlo mejor, podemos hablar de la reacción emocional de miedo ante una serpiente que hemos visto en el campo mientras que hablaríamos de sentimiento de miedo hacia las serpientes, algo más general y no vinculado a una situación determinada.
Otro concepto es el estado de ánimo. Un sinónimo podría ser la “vivencia emocional” y como los sentimientos, suele ser más intenso y más prolongado que la emoción. Suele usarse mucho la expresión, al hablar de una persona que tras una pérdida importante se encuentra deprimido y tiene episodios frecuentes de tristeza. El estado de ánimo contrario sería el alegre.
El término afectividad englobaría todos los anteriores, incluidas las emociones, y es el término más genérico de todos.
Finalmente, hay que distinguir entre un estado emocional y una característica inherente a un individuo. No es lo mismo estar nervioso o ansioso por el examen que vamos a tener hoy que ser nervioso. El primer caso es una situación temporal que finaliza cuando lo hace el examen y sin embargo en el segundo, hablamos de un rasgo de la personalidad que acompaña al individuo en diferentes situaciones y a lo largo de su vida.

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  SALUD Y NUTRICIÓN 


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La epilepsia es un trastorno del sistema nervioso central (neurológico) en el que la actividad cerebral se vuelve anormal, lo que provoca convulsiones o períodos de comportamientos o sensaciones inusuales y, a veces, pérdida de conciencia.
Cualquier persona puede desarrollar epilepsia. La epilepsia afecta tanto a hombres como a mujeres de todas las razas, orígenes étnicos y edades.
Los síntomas de las convulsiones pueden variar ampliamente. Algunas personas con epilepsia simplemente miran de manera fija por unos segundos durante una convulsión, mientras que otras mueven repetidamente los brazos o las piernas. Tener una sola convulsión no significa que padezcas epilepsia. Por lo general, se requieren al menos dos convulsiones no provocadas para determinar un diagnóstico de epilepsia.
El tratamiento con medicamentos o, en ocasiones, la cirugía pueden controlar las convulsiones en la mayoría de las personas que tienen epilepsia. Algunas personas requieren tratamiento de por vida para controlar las convulsiones, sin embargo, en otros casos, las convulsiones eventualmente desaparecen. Algunos niños con epilepsia pueden superar la enfermedad con la edad.

Síntomas

Debido a que la epilepsia se produce a causa de la actividad anormal del cerebro, las convulsiones pueden afectar cualquier proceso que este coordine. Algunos de los signos y síntomas de convulsiones son:
  • Confusión temporal
  • Episodios de ausencias
  • Movimientos espasmódicos incontrolables de brazos y piernas
  • Pérdida del conocimiento o conciencia
  • Síntomas psíquicos, como miedo, ansiedad o déjà vu
Los síntomas varían según el tipo de convulsión. En la mayoría de los casos, una persona con epilepsia tenderá a tener el mismo tipo de convulsión en cada episodio, de modo que los síntomas serán similares entre un episodio y otro.
Generalmente, los médicos clasifican a las convulsiones como focales o generalizadas, en función de cómo comienza la actividad cerebral anormal.




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Convulsiones focales

Cuando las convulsiones aparentemente se producen por actividad normal en una sola parte del cerebro se conocen como convulsiones focales (parciales). Estas convulsiones se dividen en dos categorías:
  • Convulsiones focales sin pérdida del conocimiento.Estas convulsiones, antes llamadas convulsiones parciales simples, no causan pérdida del conocimiento. Pueden alterar las emociones o cambiar la manera de ver, oler, sentir, saborear o escuchar. También pueden provocar movimientos espasmódicos involuntarios de una parte del cuerpo, como un brazo o una pierna, y síntomas sensoriales espontáneos como hormigueo, mareos y luces parpadeantes.
  • Convulsiones focales con alteración de la conciencia. Estas convulsiones, antes llamadas convulsiones parciales complejas, incluyen pérdida o cambio del conocimiento o la consciencia Durante una convulsión parcial compleja quizás mires fijamente en el espacio y no respondas a tu entorno, o tal vez o realices movimientos repetitivos, como frotarte las manos, mascar, tragar o caminar en círculos.
Los síntomas de las convulsiones focales pueden confundirse con otros trastornos neurológicos, como migraña, narcolepsia o enfermedades mentales. Se necesita hacer un examen minucioso y estudios para distinguir la epilepsia de otros trastornos.



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Convulsiones generalizadas

Las convulsiones que aparentemente se producen en todas las áreas del cerebro se denominan convulsiones generalizadas. Existen seis tipos de convulsiones generalizadas.
  • Las crisis de ausencia, previamente conocidas como convulsiones petit mal, a menudo ocurren en niños y se caracterizan por episodios de mirada fija en el espacio o movimientos corporales sutiles como parpadeo o chasquido de los labios. Pueden ocurrir en grupo y causar una pérdida breve de conocimiento.
  • Crisis tónicas. Las crisis tónicas causan rigidez muscular. Generalmente, afectan los músculos de la espalda, brazos y piernas, y pueden provocar caídas.
  • Crisis atónicas.Las crisis atónicas, también conocidas como convulsiones de caída, causan la pérdida del control muscular, que puede provocar un colapso repentino o caídas.
  • Crisis clónicas. Las crisis clónicas se asocian con movimientos musculares espasmódicos repetitivos o rítmicos. Estas convulsiones generalmente afectan el cuello, la cara y los brazos.
  • Crisis mioclónicas. Las crisis mioclónicas generalmente aparecen como movimientos espasmódicos breves repentinos o sacudidas de brazos y piernas.
  • Crisis tonicoclónicas. Las crisis tonicoclónicas, previamente conocidas como convulsiones de gran mal, son el tipo de crisis epiléptica más intenso y pueden causar pérdida abrupta del conocimiento, rigidez y sacudidas del cuerpo y, en ocasiones, pérdida del control de la vejiga o mordedura de la lengua.


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Cuándo consultar con el médico

Busca ayuda médica inmediata en cualquiera de los siguientes casos:
  • La convulsión dura más de cinco minutos.
  • La respiración o el conocimiento no retornan una vez que termina la convulsión.
  • Se produce una segunda convulsión de inmediato.
  • Tienes fiebre alta.
  • Sufres agotamiento por calor.
  • Estás embarazada.
  • Tienes diabetes.
  • Sufriste una lesión durante la convulsión.
Si es la primera vez que tienes una convulsión, busca asesoramiento médico.

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Causas

La epilepsia no tiene una causa identificable en aproximadamente la mitad de las personas que tienen esta enfermedad. En la otra mitad, la enfermedad puede atribuirse a varios factores, incluidos los siguientes:
  • Influencia genética. Algunos tipos de epilepsia, que se clasifican por el tipo de convulsión que experimentas o la parte del cerebro que se ve afectada, son hereditarios. En estos casos, es posible que haya una influencia genética.
    Los investigadores han relacionado algunos tipos de epilepsia con genes específicos, pero para la mayoría de las personas, los genes son solo una parte de la causa de la epilepsia. Ciertos genes pueden hacer que una persona sea más sensible a las condiciones ambientales que desencadenan convulsiones.
  • Traumatismo de cráneo. El traumatismo de cráneo como resultado de un accidente automovilístico u otra lesión traumática puede causar epilepsia.
  • Enfermedades cerebrales. Las enfermedades cerebrales que causan daño al cerebro, como tumores cerebrales o accidentes cerebrovasculares, pueden causar epilepsia. El accidente cerebrovascular es una de las principales causas de epilepsia en adultos mayores de 35 años.
  • Enfermedades infecciosas. Las enfermedades infecciosas, como la meningitis, el SIDA y la encefalitis viral, pueden causar epilepsia.
  • Lesión prenatal. Antes del nacimiento, los bebés son sensibles al daño cerebral que podría producirse por varios factores, como una infección en la madre, una mala nutrición o deficiencias de oxígeno. Este daño cerebral puede provocar epilepsia o parálisis cerebral.
  • Trastornos del desarrollo. A veces, la epilepsia puede relacionarse con trastornos del desarrollo, como el autismo y la neurofibromatosis.

Factores de riesgo

Existen ciertos factores que pueden aumentael riesgo de sufrir epilepsia, como los siguientes:
  • Edad. La aparición de la epilepsia es más frecuente en niños y adultos mayores, pero la enfermedad puede ocurrir en cualquier edad.
  • Antecedentes familiares. Si tienes antecedentes familiares de epilepsia, es posible que tengas un mayor riesgo de desarrollar un trastorno convulsivo.
  • Lesiones en la cabeza. Las lesiones en la cabeza son responsables de algunos casos de epilepsia. Puedes reducir el riesgo mediante el uso del cinturón de seguridad mientras andas en un vehículo y mediante el uso de un casco mientras andas en bicicleta, esquías, andas en una motocicleta o participas en otras actividades con alto riesgo de recibir lesiones en la cabeza.
  • Accidente cerebrovascular y otras enfermedades vasculares. El accidente cerebrovascular y otras enfermedades de los vasos sanguíneos (vasculares) pueden provocar daño cerebral que puede desencadenar epilepsia. Puede tomar una serie de medidas para reducir el riesgo de padecer estas enfermedades, entre las que se incluyen limitar el consumo de alcohol y evitar los cigarrillos, seguir una dieta saludable y hacer ejercicio regularmente.
  • Demencia. La demencia puede aumentar el riesgo de desarrollar epilepsia en adultos mayores.
  • Infecciones cerebrales. Las infecciones como la meningitis, que causa inflamación en el cerebro o la médula espinal, pueden aumentar el riesgo.
  • Convulsiones en la infancia. Las fiebres altas en la infancia a veces pueden relacionarse con las convulsiones. Los niños que tienen convulsiones debido a fiebres altas generalmente no desarrollarán epilepsia. El riesgo de desarrollar epilepsia aumenta si un niño tiene una convulsión prolongada, otra enfermedad del sistema nervioso o antecedentes familiares de epilepsia.

Complicaciones

Tener convulsiones en momentos determinados puede llevar a circunstancias peligrosas para ti o para otras personas.
  • Caídas. Si te caes durante una convulsión, puedes lastimarte la cabeza o romperte un hueso.
  • Ahogo.Si sufres epilepsia, tienes de 15 a 19 veces más probabilidades con respecto al resto de la población de ahogarte mientras estás nadando o dándote un baño, ya que puedes tener una convulsión mientras estás en el agua.
  • Accidentes automovilísticos. Una convulsión que causa la pérdida del conocimiento o del control puede ser peligrosa si estás conduciendo un automóvil u operando maquinaria.
    Muchos estados tienen restricciones para las licencias de conducir en relación con la capacidad del conductor para controlar sus convulsiones e imponen una cantidad mínima de tiempo que debe haber transcurrido desde que el conductor tuvo la última convulsión, que va de meses a años, antes de que se le permita conducir.
  • Complicaciones en el embarazo. Las convulsiones durante el embarazo pueden ser peligrosas tanto para la madre como para el bebé, y ciertos medicamentos antiepilépticos aumentan el riesgo de defectos al nacer. Si tienes epilepsia y estás pensando en quedar embarazada, habla con tu médico mientras planeas tu embarazo.
    La mayoría de las mujeres con epilepsia pueden quedar embarazadas y tener bebés sanos. Es necesario que estés bajo un estricto control durante el embarazo, y es posible que deba ajustarse la medicación. Es muy importante que colabores con tu médico para planificar tu embarazo.
  • Problemas de salud emocional. Las personas con epilepsia son más propensas a experimentar problemas psicológicos, especialmente depresión, ansiedad, y pensamientos y conductas suicidas. Los problemas pueden resultar de las dificultades para lidiar con la enfermedad y los efectos secundarios de los medicamentos.
Otras complicaciones posiblemente mortales de la epilepsia son poco frecuentes, pero suceden, como ser:
  • Estado epiléptico. Este trastorno ocurre si te encuentras en un estado de actividad convulsiva continua que dura más de cinco minutos o si tienes convulsiones recurrentes y frecuentes y no recuperas el conocimiento por completo entre ellas. Las personas con estado epiléptico tienen un mayor riesgo de sufrir daño cerebral permanente o la muerte.
  • Muerte súbita inesperada en la epilepsia. Las personas con epilepsia también tienen un pequeño riesgo de sufrir muerte súbita inesperada. Se desconoce la causa, pero algunas investigaciones indican que puede ocurrir debido a trastornos cardíacos o respiratorios.
    Las personas con crisis tonicoclónicas frecuentes o cuyas convulsiones no estén controladas con medicamentos pueden tener un mayor riesgo de muerte súbita sin causa aparente en epilepsia. En general, aproximadamente el 1 por ciento de la población con epilepsia sufre muerte súbita sin causa evidente en la epilepsia.

ALIMENTACIÓN PARA EPILÉPTICOS



Todos los alimentos deben ser pesados para garantizar el cumplimiento de la dieta cetogénica.


Alimentos recomendados:

  1. Lácteos (Queso, Leche, etc...)
  2. Carnes rojas 
  3. Oliva
  4. Aguacate
  5. Mantequilla
  6. Nueces 
  7. Semillas 
  8. Cereales integrales 
  9. Pescados 
  10. Frutas 
  11. Verduras 
  12. Huevos











lunes, 22 de julio de 2019




¿POR QUÉ ES IMPORTANTE EL DESAYUNO?

Con frecuencia se escucha decir que hay que desayunar como rey, almorzar como príncipe y cenar como mendigo. Pues bien, esta frase es un pálido reflejo de la importancia del desayuno. La relevancia de esta comida ha sido sustentada a lo largo de los años en diversos estudios científicos.

Uno de ellos, publicado en The FASEB Journal en 2012, encontró que un desayuno con la suficiente cantidad de proteínas mejora el control del apetito, así como la saciedad, y reduce el consumo de pasabocas y comida de paquete que es poco saludable. 

Otro trabajo recientemente publicado en la misma revista científica y dirigido por Amy Durn encontró que quienes desayunan con regularidad aumentan el metabolismo energético e incrementan la quema de grasa corporal. En mayo pasado un tercer estudio, publicado en el Epidemiology Journal, mostró que quienes tienen el hábito de saltarse el desayuno incrementan el riesgo de padecer diabetes tipo II.

Estas son 10 razones más por las cuales es recomendable desayunar.

1. Ayuda a bajar de peso: está demostrado que las personas que desayunan tienen un menor Índice de Masa Corporal (IMC), una medida para saber el peso adecuado para la estatura que se tiene.

2. Acelera el Metabolismo: cuando se desayuna el metabolismo da una señal al organismo para que no acumule grasa y en cambio gaste los excesos de grasa corporal.

3. Mejora el rendimiento intelectual: consumir un desayuno balanceado suministra los nutrientes y la energía necesaria para llevar a cabo los procesos metabólicos y neuronales que facilitan una mejor atención y concentración.

4. Mantiene o incrementa la masa muscular: cuando la persona se salta esta comida el organismo satisface las necesidades energéticas con el autoconsumo de la masa muscular.

5. Ayuda a consumir menos calorías el resto del día: al quedar muy satisfecho en la mañana, el individuo tiene menos hambre y menos riesgo de consumir alimentos altos en calorías y de bajo aporte nutricional.

6. Mejora el rendimiento físico: cuando se desayuna se tiene la energía necesaria para todas las actividades de la mañana.

7. Mejora la salud de los dientes: la falta de desayuno se asocia con la aparición de caries dental.

8. Previene la hipoglicemia: al desayunar se mantienen estables los niveles de azúcar en la sangre y con esto se evita una baja en los mismos. Cuando no se hace se podrían producir síntomas tales como mareos, debilidad o desmayos, entre otros.

9. Reduce la ansiedad de comer en las noches: cuando no hay desayuno o no se hace en la forma adecuada se dispara la ansiedad por comer harinas y dulces en las noches, ya que el organismo siente que los nutrientes suministrados no fueron suficientes.

10. Reduce el riesgo de desarrollar síndrome metabólico: este síndrome se da cuanto se juntan tres o más de los siguientes factores: sobrepeso, colesterol alto, triglicéridos altos, exceso de grasa a nivel abdominal, glicemia o niveles de azúcar en sangre altos.



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